Su próxima compra de decoración podría provenir de una impresora 3D

Por Abigail Glasgow

Cuando pensé en las lámparas Wooj onduladas que parecían estar en todas mis cuentas de Instagram el año pasado, nunca hubiera imaginado que el hombre detrás de ellas era un ex programador que se convirtió en diseñador-carpintero y comenzó la marca en su armario. Mientras hablaba con Sean Kim en Google Hangouts, quería servirme una cerveza y hablar de negocios mientras él me mostraba el nuevo estudio de diseño del equipo, las impresoras 3D y los cables ajenos a mi cerebro no tecnológico esparcidos por todas partes. Supuse que el fundador de un estudio cuyo empaque de producto puede biodegradarse cuando se coloca bajo el agua sería, tal vez, inaccesible en el diálogo, pero Sean era todo lo contrario. Su comportamiento con los pies en la tierra me emocionó al saber cómo exactamente los términos enrutador CNC y portacuchillas podrían encajar en la misma oración.

El nombre de la empresa es una versión abreviada del nombre coreano de Sean, Woojin, que ha sido su apodo entre amigos cercanos durante muchos años. A los 31 años, Sean se comprometió recientemente con Wooj a tiempo completo este verano. Hasta ahora, su estudio con sede en Brooklyn, cuya fabricación es selectiva, ecológica y posible gracias a la robótica, ha producido las populares lámparas de Wooj junto con estantes para cuchillos y relojes de turbina.

Este mes, la marca lanzará aún más productos, incluida una nueva línea de relojes en tres estilos diferentes, velas diseñadas con Nlumec y, más adelante, un jarrón de cerámica. Me senté con Sean para hablar sobre cómo maneja la fricción entre asequibilidad y sostenibilidad, cómo impregnó el mundo del diseño en primer lugar y cómo diablos funciona realmente la impresión 3D.

Una foto de la cabeza del fundador y propietario de Wooj, Sean Kim.

La lámpara ondulada exhibida con orgullo en una casa.

INTELIGENTE: Entonces, ¿cómo llegaste aquí exactamente?

Sean Kim: En la licenciatura, estaba aprendiendo a codificar y me dediqué mucho a crear aplicaciones. Me mudé a San Francisco y trabajé como ingeniero de software por un tiempo, pero al hacer trabajo digital me di cuenta de que en realidad estaba más interesado en lo físico. Estaba reaccionando al estar en un mundo impulsado por aplicaciones. Necesitaba tocar algo y no estar en la computadora todo el tiempo.

Siempre tuve interés por el diseño y fascinación por los objetos que me rodeaban. Me sentí muy afectado por ellos y quería conocer sus antecedentes. ¿Cómo se hace esto? ¿De dónde vino? ¿Por qué fabricamos un millón de unidades de esto? Este pensamiento interrumpiría mi día a día. Y por eso quería tener algún tipo de papel en la participación en la cultura material de las cosas. Si iba a recibir estas críticas en lo que respecta a la cultura de objetos, quería validar lo que tenía en la cabeza, lo que requería que tuviera más conocimientos sobre diseño y más conocimientos sobre fabricación de sistemas.

¿Cómo se centró en el tipo de diseño que quería seguir?

En ese momento, la carpintería era mi salida para hacer cosas físicas. Tuve suerte porque hay una comunidad de creadores bastante grande en el Área de la Bahía, pero en cierto momento no me pareció suficiente. Así que terminé postulando a la escuela de posgrado con un par de cosas en mi haber: un robot web loco y un enrutador CNC, que es una herramienta giratoria que corta madera como se ve en nuestro estante para cuchillos. Estaba creando diseños complejos con estas herramientas para mi portafolio y me aceptaron en Pratt, donde te llevan al fondo del abismo. En el primer año aprendes a dibujar, a hacer cosas con arcilla y a modelar en 3D.

Un rincón de impresoras 3D instalado en el estudio Wooj.

¿Cómo se te ocurrió el concepto de Wooj?

Comencé a utilizar activamente una impresora 3D para crear prototipos. No pagué mucho dinero por la máquina y, aun así, tenía la capacidad de producir todo esto. Una vez que llegué a mi segundo año, tuvimos lo que todos los estudiantes llamaron una clase de Kickstarter. En realidad, no todo el mundo lanza una campaña, pero yo tenía muchas ganas de hacerlo. Quería utilizar la máquina CNC para hacer nuestros portacuchillos ondulados. Ahí fue donde se hicieron realidad y el lanzamiento fue un éxito. Compré un dominio, tenía un logo. Las lámparas aparecieron en el verano anterior a mi último año.

Diseñé la lámpara Wooj como parte de una clase en la que estaba arreglando esta lámpara rota. Todo empezó a despegar, lo cual fue un poco difícil porque recibía todos estos pedidos de lámparas mientras intentaba terminar mi tesis y trabajaba en otro trabajo a tiempo parcial. Fue bastante retorcido.

¿Por qué crees que tu diseño y tus productos resuenan en tanta gente?

Creo que es una combinación de cosas. Primero, creo que el diseño es bastante novedoso. No he visto nada parecido. Pero el precio y la historia son lo que realmente comunican con nuestra audiencia. Con las pequeñas empresas de diseño boutique, rápidamente comienzas a ganar miles de dólares en lo que respecta al precio. Comparativamente, somos muy accesibles, lo que obviamente está relacionado con el método de producción que utilizamos con nuestras impresoras 3D.

Y en términos de nuestra historia, quería que nos presentáramos como lo que éramos: una empresa pequeña y secreta. Literalmente empezamos en un armario. Aquí estamos en contra de la opulencia. Somos autoproductores y somos sinceros acerca de lo que somos: no somos una marca directa al consumidor. Queríamos ser honestos y creo que mucha gente lo ha visto.

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Un portacuchillos ondulado de Wooj.

Creo que alguien como tú, que viene de fuera del mundo del diseño y luego se abrió paso, puede abrir más puertas y permitir que diferentes tipos de personas tengan en sus manos un diseño de calidad.

Hay muchos controles en la comunidad del diseño: alguien necesita dejarte entrar o necesitas encontrar un fabricante. Hemos pasado por alto eso y esa es la promesa de la impresión 3D. Era muy posible autofinanciarse, lo cual no es típico. Tradicionalmente, tus productos tienen que ser muy caros o tienes que trabajar con un gran fabricante. Y hay compensaciones en ese proceso y se pierde el control sobre cómo se hace algo. Así que creo que trabajar solo podría resultar alentador para muchas otras pequeñas empresas de diseño o personas que intentan tener un impacto en el sentido material. No pases por la institución, empieza algo pequeño.

¿Dónde encuentras inspiración para tus piezas?

Rara vez tengo un boceto o una idea específica de dónde creo que aterrizará un prototipo antes de que comience el proceso. Estoy tirando un montón de cosas a la pared y algunas se pegan. Tengo que pensar en diseños que se imprimirán, por supuesto. Para las lámparas, esto significa una geometría redonda con estructura, que conseguimos a través de sus bordes plisados ​​y estriados. Pero, en última instancia, siento que los diseños se ven mejor cuando se sienten más naturalistas. Me gusta encontrar fenómenos orgánicos e intentar capturarlos a través de estructuras impresas. Como nuestra lámpara plisada, que parece un mantel doblado.

¿En qué productos o colaboraciones estás trabajando actualmente?

Estamos a punto de lanzar una nueva línea de relojes, con tres estilos diferentes. También tenemos una colaboración con velas con Nlumec, similar a la lámpara ondulada. Hacen todas estas velas locas y maximalistas, hechas con cera de abejas de origen ético. Tienen un aspecto muy salvaje y creo que su diseño y la forma en que están hechos realmente encajan con lo que estamos haciendo.

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Las lámparas Wooj en una mesa decorativa.

¿Cómo haces exactamente para imprimir tus lámparas, relojes y los moldes para estas velas?

Existen varias técnicas en lo que respecta a nuestra impresión 3D. Con la vela, por ejemplo, utilizamos este tipo de alta resolución que es mucho más lento y complicado que el que utilizamos para la producción de lámparas. Pero tiene sentido usarlo cuando hacemos moldes, porque se hace un molde para varias velas. Los moldes que imprimimos son flexibles para todo tipo de materiales: Cera, cerámica, etc.

Y luego, cuando imprimimos lámparas, es básicamente como si dibujaras un círculo en una hoja de papel con una pistola de pegamento caliente. Luego apilarías otro círculo encima y continuarías subiendo un centímetro con la pistola de pegamento hasta obtener un cilindro. En el caso de la lámpara, el pegamento caliente es este filamento, que en nuestro caso no es más que una bobina de un bioplástico a base de maíz. El concepto de impresión 3D es el de una computadora que dicta, a través de un motor, dónde va ese pegamento caliente o los filamentos. Imprimes capa por capa. Cuando hacemos los portacuchillos o los relojes, es un método sustractivo que elimina el material de un bloque de madera.

Anteriormente mencionó que este proceso es asequible y sostenible, pero ciertamente existe una tensión entre el precio y los productos fabricados de forma ética. ¿Cómo haces para navegar por eso?

Tenemos que ser muy conscientes de esa tensión. Queremos hacer las cosas más asequibles y accesibles, pero tampoco necesariamente queremos ganar un millón con algo. Parte de ser un creador que valora la sostenibilidad y la accesibilidad es establecer limitaciones de alcance razonables que ayuden al equipo a ganarse la vida y que sean flexibles a medida que cambia el objetivo en movimiento. Pero creo que esa es la tensión con la que tiene que lidiar cualquiera en cualquier campo creativo bajo el capitalismo. ¿En qué te comprometes o tienes que hacerlo? No sé si tengo la respuesta.